The Crocodile Hunter
Parece, según lo encontrado en distintos diarios del mundo, que a Steve Irwin le tocó la rifa.
Era muy sencillo, cuando éramos chicos, soñar con ser Indiana Jones y tener un trabajo en el cual tuvieras que viajar por todo el mundo con un aspecto de que todos los leones de África te persiguieron hace un ratito, metiendo la nariz en tumbas misteriosas tooooooooooooodas ellas embrujadas y llenas de cosas que te pueden sacar la cabeza, pero qué diablos porque al final te agarras a la chica más rica de la comarca.
Sin embargo, un día aparece este bandolero poniéndose cobras en la jeta, bailando cocodrilos, rascándole el culo a las ballenas y hueveando a los tiburones y nos tumbó el kiosko. Como dirían los Hombres G, me tenías hasta la banana, Indiana, éste sí que es crack. Un Varano de Komodo puede partir en dos una persona de un solo hocicazo, pero Steve se puso a dormir en el piso con ellos. Una serpiente de cascabel pone como requisito que te hayas despedido de todos tus amigos antes de morderte, porque el pasaje al otro barrio es fijo, pero Steve posaba con ellas cheek to cheek para la foto. Hubiera querido invitarle un par de chelas para que venga al Perú a hacer carreritas con la shushupe, pero no nos alcanzó el tiempo.
Para quienes detestamos esos espacios chiquititos y feos denominados oficinas y preferimos el aire puro, la tierra, las piedras, el agua y las nubes, éste jugador ha sido algo así como el capitán del equipo. Se sabía menos del mundo antes de los viajes de Fernando de Magallanes, se sabía menos del mundo antes de la teoría de Darwin, se sabía menos antes de los viajes de Humboldt o de las caminatas de Antonio Raimondi por todo el Perú y América del Sur. Igual podemos decir que se sabía mucho menos del mundo antes de que este loco de mierda apareciera y nos pusiera cara a cara en mitad de Nueva Guinea con el canguro arborícola, o que nos hiciera entender que no es que la cascabel nos odie, sino que pisamos su casa sin permiso.
Que se vayan a la mierda los que te desean descansar en paz, chocherita Steve. Con todo el otro barrio listo para ser descubierto lo peor que harías sería quedarte quieto, ahora que puedes ir y sonreírle al dragón mientras te lanza fuego, jalarle la cola al demonio a ver si muerde, medirle el cuerno a Pegaso, enseñarnos qué come el Centauro, correr tras el caballo de ocho patas de Odín, mostrarnos las costumbres migratorias de los ángeles y, ya que tienen alas, buscar sus nidos y ver si ponen huevos.
Por acá, en la medida de lo posible, los de tu equipo trataremos de encontrar la forma de que no se note tu ausencia.
Ahí mismo, sin duda alguna, nos vemos.
Era muy sencillo, cuando éramos chicos, soñar con ser Indiana Jones y tener un trabajo en el cual tuvieras que viajar por todo el mundo con un aspecto de que todos los leones de África te persiguieron hace un ratito, metiendo la nariz en tumbas misteriosas tooooooooooooodas ellas embrujadas y llenas de cosas que te pueden sacar la cabeza, pero qué diablos porque al final te agarras a la chica más rica de la comarca.
Sin embargo, un día aparece este bandolero poniéndose cobras en la jeta, bailando cocodrilos, rascándole el culo a las ballenas y hueveando a los tiburones y nos tumbó el kiosko. Como dirían los Hombres G, me tenías hasta la banana, Indiana, éste sí que es crack. Un Varano de Komodo puede partir en dos una persona de un solo hocicazo, pero Steve se puso a dormir en el piso con ellos. Una serpiente de cascabel pone como requisito que te hayas despedido de todos tus amigos antes de morderte, porque el pasaje al otro barrio es fijo, pero Steve posaba con ellas cheek to cheek para la foto. Hubiera querido invitarle un par de chelas para que venga al Perú a hacer carreritas con la shushupe, pero no nos alcanzó el tiempo.
Para quienes detestamos esos espacios chiquititos y feos denominados oficinas y preferimos el aire puro, la tierra, las piedras, el agua y las nubes, éste jugador ha sido algo así como el capitán del equipo. Se sabía menos del mundo antes de los viajes de Fernando de Magallanes, se sabía menos del mundo antes de la teoría de Darwin, se sabía menos antes de los viajes de Humboldt o de las caminatas de Antonio Raimondi por todo el Perú y América del Sur. Igual podemos decir que se sabía mucho menos del mundo antes de que este loco de mierda apareciera y nos pusiera cara a cara en mitad de Nueva Guinea con el canguro arborícola, o que nos hiciera entender que no es que la cascabel nos odie, sino que pisamos su casa sin permiso.
Que se vayan a la mierda los que te desean descansar en paz, chocherita Steve. Con todo el otro barrio listo para ser descubierto lo peor que harías sería quedarte quieto, ahora que puedes ir y sonreírle al dragón mientras te lanza fuego, jalarle la cola al demonio a ver si muerde, medirle el cuerno a Pegaso, enseñarnos qué come el Centauro, correr tras el caballo de ocho patas de Odín, mostrarnos las costumbres migratorias de los ángeles y, ya que tienen alas, buscar sus nidos y ver si ponen huevos.
Por acá, en la medida de lo posible, los de tu equipo trataremos de encontrar la forma de que no se note tu ausencia.
Ahí mismo, sin duda alguna, nos vemos.
1 Comments:
http://www.youtube.com/watch?v=sJecapSHjHk
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