sábado, abril 02, 2011
La Capullana, Santiago de Surco, 2 de abril de 2011, 12:50am.
La sexta cerveza. La enésima historia compartida. El eterno misterio de que nadie entienda el contacto con dosis controladas de maldad no como práctica regular sino como introspección profunda y como encuentro con esquinas y dobleces insospechados de la especie. Tu tercer cigarro. Mi bicicleta lista, y te pierdes la aventura por no querer subirte a la tuya.
Avenida Benavides, Miraflores, 2 de abril de 2011, 1:00 am.
Jamón del país, mostaza, ketchup, un poco de ají, cebolla, salsa de aceituna, papitas al hilo, chicha morada.
Una mosca impertinente. Una conversación ajena sobre gente de balnearios finos y perros.
La Capullana, Santiago de Surco, 2 de abril, 1:40am.
Es una noche cerrada para cualquiera, pero no para quien puede encontrar el cielo sobre fondo amarillo. La sospechosa vecindad de la psicopatía en la conclusión de que frente a luces conocidas, gestos moldeados y frases hechas, el silencio es largamente mayor premio como respuesta...
Aquí mismo, 1:50am.
Demasiado sonido de los objetos plásticos para que fueran cucarachas lo que caminaba sobre ellos. Demasiada lentitud y torpeza para que fueran ratones. Sin perder un ápice de su magia pese a ser un ritual demasiadas veces repetido, el encuentro entre las mejillas y tres gotas de agua resuelve el misterio. Siete minutos de lluvia de gotas grandes.
Sin irme de La Capullana, 2:11am.
Las calles están tranquilas, los caminos están despejados. Todo allí afuera parece intencionalmente quieto. Hay más silencio y sin embargo ese pensamiento no me deja: la libertad está en cerrar los ojos, y cada mañana hay algo de cárcel en hacerse a la idea de pasar tantas horas con los ojos abiertos...
jueves, enero 13, 2011
Mi sobrino (relato sobre un tío sonso)
Mi sobrino. 1 año y 19 días. Intenta caminar, balbucea y ya llegó a esa etapa en la que tira las cosas al suelo como para amaestrar a los demás en el arte de recogerlas y traerlas otra vez al sitio donde él está. Yo. 40 años, un mes y 27 días. Intento no tener la boca abierta demasiado rato cuando veo a mi sobrino concretar sus pequeñas hazañas: pararse solo, caminar empujando una silla, treparse al sofá. Pierdo la noción del espacio mientras, concentradísimo, busco una pista, un atisbo de compatibilidad lógica que me permita descifrar su balbuceo. Me digo a mí mismo "ahora pues", cuando me descubro convertido en el tío sonso que recoge las cosas para que el tirano del pañal las bote de nuevo. En vano me reviso los brazos, las piernas, el cuerpo o la cara frente al espejo buscando señales físicas que expliquen la lágrima que se me cae cuando, tras estar abstraído llenando mi cabeza de imágenes adultamente (absurdamente) complejas acerca de qué será para él el mundo, encuentro la simplísima respuesta en la décima de segundo de sus ojazos abiertos al máximo y su sonrisa. Ya fugada e inalcanzable la lágrima, trato de camuflarme mojándome toda la cara y suponiendo que será posible dejar de pensar en esto mientras pienso en otra cosa. Sumas, o restas, por ejemplo. Mi sobrino tiene 1 año y 19 días. Yo tengo un año y 19 días. Y otros 39 años, un mes y ocho días en el laberinto. Pero él me sonríe y con eso logra que yo descifre el misterio de todos los caminos y le abra todas las puertas.
Santiago de Surco, 12 de enero de 2011.
Santiago de Surco, 12 de enero de 2011.
jueves, diciembre 24, 2009
24 de diciembre, mediodía
Unas vueltas en bicicleta.
Dicen que es fiesta todo este olor a humo, a frenos calientes, a gente sudorosa. Dicen que es toda paz, toda amor, toda felicidad esta multitud tensa que por momentos se torna innecesariamente violenta. Dicen que hay una música propia de este tiempo y yo espero que esa música no sea el coro infernal de bocinas. Avanzo despacio entre los autómatas que le sonríen a los colores y le gruñen a los precios. Al final de un pasillo, hace juego con el cielo plomo de Lima la figura de yeso de un niño recién nacido que, pálida y atacada por el hollín y el polvo, se mosquea cerca de una juguería. Miro hacia abajo. El monstruo de un millón de zapatos y ruedas humilla con el color oscuro de sus más innombrables residuos los rincones en los que se unen las veredas y los muros, y nunca les dedica una mirada. Temor, digo yo, al reflejo real de su rostro, que le impediría disfrutar del momento enfermizamente mágico en el que todo es máscara.
Esquivo lentamente la danza de cajas con música de dobleces de bolsa. La tristeza huérfana de razón y cansada de huir de sí misma en los rostros de los pequeños habitantes de los rincones me recuerda que el otro lado sigue ahí y es verdadero, mientras las llantas de mi bicicleta le arañan el piso al escenario del cuento. Recuerdo parte de una canción:
"...Mientras los chicos aferrados lloran
ante aquel show demasiado brutal...
y la ternura, esta noche ¿adónde dormirá?..."
Olor a humo, a frenos calientes, a gente apurada y sudorosa. Cielo plomo. El monstruo de un millón de zapatos y ruedas canta como sirena que me guiña el ojo a la entrada de una tienda solamente para luego atacar como serpiente sucia que repta fugaz entre las calles gritando todo Aviación Parada Gamarra. Avanzo preguntándome cuál puede ser la razón de cubrir la realidad con sonrisas y papel de regalo de adornitos rojos y verdes si en un par de días volverá a ser el loco sucio y desvestido que siempre ha sido. No los entiendo.
Detengo la bicicleta en un parque. Una vez más me pregunto qué hago aquí. Un niño de tres años, ocupado en perseguir palomas, se zurra en las órdenes que su padre le da para que no se aleje y yo pienso que esa es la clase de revoluciones que valdría la pena seguir. Secretamente le deseo que nunca escuche las historias que quieran hacerle creer para que deje de perseguir palomas.
Empiezo a pedalear nuevamente. Me voy.
Dicen que es fiesta todo este olor a humo, a frenos calientes, a gente sudorosa. Dicen que es toda paz, toda amor, toda felicidad esta multitud tensa que por momentos se torna innecesariamente violenta. Dicen que hay una música propia de este tiempo y yo espero que esa música no sea el coro infernal de bocinas. Avanzo despacio entre los autómatas que le sonríen a los colores y le gruñen a los precios. Al final de un pasillo, hace juego con el cielo plomo de Lima la figura de yeso de un niño recién nacido que, pálida y atacada por el hollín y el polvo, se mosquea cerca de una juguería. Miro hacia abajo. El monstruo de un millón de zapatos y ruedas humilla con el color oscuro de sus más innombrables residuos los rincones en los que se unen las veredas y los muros, y nunca les dedica una mirada. Temor, digo yo, al reflejo real de su rostro, que le impediría disfrutar del momento enfermizamente mágico en el que todo es máscara.
Esquivo lentamente la danza de cajas con música de dobleces de bolsa. La tristeza huérfana de razón y cansada de huir de sí misma en los rostros de los pequeños habitantes de los rincones me recuerda que el otro lado sigue ahí y es verdadero, mientras las llantas de mi bicicleta le arañan el piso al escenario del cuento. Recuerdo parte de una canción:
"...Mientras los chicos aferrados lloran
ante aquel show demasiado brutal...
y la ternura, esta noche ¿adónde dormirá?..."
Olor a humo, a frenos calientes, a gente apurada y sudorosa. Cielo plomo. El monstruo de un millón de zapatos y ruedas canta como sirena que me guiña el ojo a la entrada de una tienda solamente para luego atacar como serpiente sucia que repta fugaz entre las calles gritando todo Aviación Parada Gamarra. Avanzo preguntándome cuál puede ser la razón de cubrir la realidad con sonrisas y papel de regalo de adornitos rojos y verdes si en un par de días volverá a ser el loco sucio y desvestido que siempre ha sido. No los entiendo.
Detengo la bicicleta en un parque. Una vez más me pregunto qué hago aquí. Un niño de tres años, ocupado en perseguir palomas, se zurra en las órdenes que su padre le da para que no se aleje y yo pienso que esa es la clase de revoluciones que valdría la pena seguir. Secretamente le deseo que nunca escuche las historias que quieran hacerle creer para que deje de perseguir palomas.
Empiezo a pedalear nuevamente. Me voy.
domingo, marzo 08, 2009
Al presidente del Perú su historia le da miedo....
Este texto (copiado aquí con muy ligeras variantes) ha sido enviado como un comentario al artículo que Marco Sifuentes ha publicado hoy en Perú21. Como es posible que el delgado hilo que separa la libertad de prensa de la estabilidad laboral lo obligue a suprimir fragmentos ligeramente agresivos de mi comentario, yo, humildemente, publico una copia aquí, donde no voy a censurarme a mí mismo:
Al presidente constitucional de nuestro país, si hubiera forma de que leyera esto:
El irrelevante congresista Núñez y su desvergüenza para decir que la foto símbolo de la Comisión de la Verdad fue un montaje no merecen mayor comentario. Como buen aprista, este señor empuja hacia donde manda empujar el jefe de la manada. Hace como 80 años que ese partido funciona así, es normal.
Usted, presidente, atemorizado por una procesión de esqueletos que por alguna razón vagan señalándolo, trata de que no se preste atención a las cifras de la violencia en su primer gobierno.
El cardenal abre la boca por las puras, porque no importa el sonido que hagan sus labios.Ya todos sabemos que él, en su corazón, alberga la seguridad de que los derechos humanos son una cojudez.
En Alemania, todo lo que se ha hecho para no olvidar el holocausto de la segunda guerra mundial representa sólo la opinión de quienes no comparten la ideología nacional-socialista. Sin embargo, toda esa memoria está allí, visible. No en la tierra de las víctimas, sino en la tierra de los agresores. Y las leyes alemanas, con valentía, prohíben que alguien niegue públicamente esos hechos.
En el Perú, se rechaza un aporte del gobierno alemán para depositar en un lugar una muestra significativa de lo que fueron los años violentos, por "no representar la memoria de todos". Traducción: como representa la memoria de los que ni entonces ni ahora le han importado a ningún gobierno, al cuerno, no hay museo. Aquellos que al momento de lanzarle verbos a la platea tienen una agilidad tremenda y dicen "el que no la debe no la teme" (sí, presidente, usted por ejemplo), la deben y la temen completa ahora, y por eso abusan de su poder pretendiendo manipular la historia, para lo cual, por supuesto, asumen que la nación es idiota. Siendo parte de la nación, el insulto también es conmigo, señor. Y no se lo acepto. Vaya usted a otra parte a buscar gente de su nivel mental que le acepte la agresión.
Al momento de negarle a los agredidos un lugar destinado al recuerdo de su verdad para evitar que se repita, debería usted pensar, por ejemplo, en la facilidad con la que, en la ciudad en la que usted vive, en el país en el que usted dice gobernar, algunos ciudadanos peruanos miembros de organizaciones nacional-socialistas obtienen permisos municipales para organizar eventos de homenaje a quienes ellos consideran sus héroes políticos (y a quienes las leyes de otras naciones consideran asesinos). Vengamos más cerca aún, y al momento en el que usted se niega a que los agredidos tengan un lugar para el recuerdo de su historia, piense en la facilidad con la que, a lo largo de todo su gobierno, se ha permitido a los partidarios del señor Fujimori insultar a las víctimas de la violencia en todos los tonos y en todas las formas. A usted no le interesan las víctimas de la violencia, señor. A usted le interesa sólo su ego, presentándose como el regenerado que arma por pedacitos el país que rompió, pero no me fastidie. Eso no es cierto. A usted no le importa nada más que mejorar lo que dice junto a su foto en los libros de historia, pero así no lo va a lograr. Mejor vaya donde todas las víctimas de la violencia y dígales que no valen un céntimo para usted, y en los libros se dirá que usted los maltrató, pero por lo menos quedará constancia de que usted fue sincero.
Al presidente constitucional de nuestro país, si hubiera forma de que leyera esto:
El irrelevante congresista Núñez y su desvergüenza para decir que la foto símbolo de la Comisión de la Verdad fue un montaje no merecen mayor comentario. Como buen aprista, este señor empuja hacia donde manda empujar el jefe de la manada. Hace como 80 años que ese partido funciona así, es normal.
Usted, presidente, atemorizado por una procesión de esqueletos que por alguna razón vagan señalándolo, trata de que no se preste atención a las cifras de la violencia en su primer gobierno.
El cardenal abre la boca por las puras, porque no importa el sonido que hagan sus labios.Ya todos sabemos que él, en su corazón, alberga la seguridad de que los derechos humanos son una cojudez.
En Alemania, todo lo que se ha hecho para no olvidar el holocausto de la segunda guerra mundial representa sólo la opinión de quienes no comparten la ideología nacional-socialista. Sin embargo, toda esa memoria está allí, visible. No en la tierra de las víctimas, sino en la tierra de los agresores. Y las leyes alemanas, con valentía, prohíben que alguien niegue públicamente esos hechos.
En el Perú, se rechaza un aporte del gobierno alemán para depositar en un lugar una muestra significativa de lo que fueron los años violentos, por "no representar la memoria de todos". Traducción: como representa la memoria de los que ni entonces ni ahora le han importado a ningún gobierno, al cuerno, no hay museo. Aquellos que al momento de lanzarle verbos a la platea tienen una agilidad tremenda y dicen "el que no la debe no la teme" (sí, presidente, usted por ejemplo), la deben y la temen completa ahora, y por eso abusan de su poder pretendiendo manipular la historia, para lo cual, por supuesto, asumen que la nación es idiota. Siendo parte de la nación, el insulto también es conmigo, señor. Y no se lo acepto. Vaya usted a otra parte a buscar gente de su nivel mental que le acepte la agresión.
Al momento de negarle a los agredidos un lugar destinado al recuerdo de su verdad para evitar que se repita, debería usted pensar, por ejemplo, en la facilidad con la que, en la ciudad en la que usted vive, en el país en el que usted dice gobernar, algunos ciudadanos peruanos miembros de organizaciones nacional-socialistas obtienen permisos municipales para organizar eventos de homenaje a quienes ellos consideran sus héroes políticos (y a quienes las leyes de otras naciones consideran asesinos). Vengamos más cerca aún, y al momento en el que usted se niega a que los agredidos tengan un lugar para el recuerdo de su historia, piense en la facilidad con la que, a lo largo de todo su gobierno, se ha permitido a los partidarios del señor Fujimori insultar a las víctimas de la violencia en todos los tonos y en todas las formas. A usted no le interesan las víctimas de la violencia, señor. A usted le interesa sólo su ego, presentándose como el regenerado que arma por pedacitos el país que rompió, pero no me fastidie. Eso no es cierto. A usted no le importa nada más que mejorar lo que dice junto a su foto en los libros de historia, pero así no lo va a lograr. Mejor vaya donde todas las víctimas de la violencia y dígales que no valen un céntimo para usted, y en los libros se dirá que usted los maltrató, pero por lo menos quedará constancia de que usted fue sincero.
lunes, diciembre 01, 2008
Tiempos de Combi
Hace un huevo de tiempo, el 26 de agosto del 2006, en la zona de comentarios libres del foro beatlesperu.com, se armó un floro sobre combis....recién he podido volver a encontrar lo que escribí, que me gustó bastante. Y bueno, es una forma de volver a poner algo en este seudo abandonado blog....ya iré mejorando el texto conforme lo vuelva a leer....
El cobrador pregunta "¿alguien va por Ayacucho, Benavides?" y si hay silencio, la combi que debía continuar por Ayacucho y seguir por Benavides hasta Higuereta voltea a la izquierda en Marsano y se va de frente al óvalo sacándole la vuelta a la otra combi que la pasó como rayo....
De nuevo el cobrador, en la combi algo vacía en la avenida Aviación "alguien por Canadá, alguien Arequipa?" y ante el silencio el conchudo da vuelta en U en la esquina de Canadá y Aviación y se regresa a Higuereta.....
Eso sí, te devuelven tu sol......
En Socabaya, distrito de Arequipa, el último paradero de una línea de combis está en un cerro muy rocoso en el que, sin embargo, uno puede anunciar confiadamente "bajan piedra", y de todas las piedras que hay en el cerro, no hay nadie que se equivoque al escoger cuál es, y te dejan exactamente allí....
En Magdalena de Cao, provincia de Ascope, cerca a Trujillo, la combi da la vuelta al pueblo antes de tomar la ruta, y se puede ir al paradero de las combis a preguntar quién sale para Chocope a las 4, por decir, y pedir que le avisen para que pase por la puerta de tu casa a recogerte....
Es posible que las combis más cultas del Perú sean las que salen de Cachora, en Apurímac, llevando hacia la carretera Abancay-Cusco a los turistas que vuelven de Choquequirao. Cuando me subí, se hablaba quechua, castellano, inglés, francés y alemán en menos de 10 metros cuadrados......debo enorgullecerme de haber conversado fluidamente en quechua e inglés....
¿Quién dice que las combis son malas para el turismo? Recorrer el Valle Sagrado de Los Incas con un tour oficial puede costar más de cien soles. Hacer todo el recorrido en combi cuesta S/. 1.50 de Cusco a Chincheros, S/. 1.50 de Chincheros a Urubamba, S/. 1.00 de Urubamba a Ollantaytambo y S/. 5.00 un "directo" Ollantaytambo-Cusco....¡viva el turismo económico!...
¿Cómo se protegen de los globos en carnavales los pasajeros de las combis de Iquitos, que no tienen vidrios en las ventanas?
En la ruta Mala-Bujama se puede conseguir, por el costo de medio pasaje, que la combi haga servicio courier llevando paquetes para algún amigo que viva en la ruta.
Estoy casi, casi, casi convencido de que Abancay, la capital de Apurímac, no tiene combis en rutas locales....sólo están las que van a otros pueblos.
En La Unión, Huánuco, cuando compras tu boleto para la combi que va a Tantamayo (a 100 km) te dicen "el carro está vacío, vente en media hora a ver si sale", y cuando vas a la media hora es posible que la combi ya se haya ido, pero la empresa, respetuosa del dinero que pagaste, te tiene en cuenta para el siguiente carro, que, a lo mejor, salga pasado mañana, ven a averiguar en media hora....
En Chacas, Ancash, a los conductores de las combis que vienen de otros pueblos y conocen bien el lugar, uno les dice: "bajo en la puerta de Carlos" o "en la esquina de Manuel" y saben dónde es.....
En la zona de Lara, en Arequipa, es posible viajar en dos combis con el mismo boleto. Te bajas de una en el cruce de un camino asfaltado y otro de tierra, y al subir a la otra, que continúa por el camino de tierra, ya no tienes que volver a pagar, porque ambas rutas las hace la misma empresa....
¿alguien más se apunta con anécdotas de combi en el Perú? jaja....
El cobrador pregunta "¿alguien va por Ayacucho, Benavides?" y si hay silencio, la combi que debía continuar por Ayacucho y seguir por Benavides hasta Higuereta voltea a la izquierda en Marsano y se va de frente al óvalo sacándole la vuelta a la otra combi que la pasó como rayo....
De nuevo el cobrador, en la combi algo vacía en la avenida Aviación "alguien por Canadá, alguien Arequipa?" y ante el silencio el conchudo da vuelta en U en la esquina de Canadá y Aviación y se regresa a Higuereta.....
Eso sí, te devuelven tu sol......
En Socabaya, distrito de Arequipa, el último paradero de una línea de combis está en un cerro muy rocoso en el que, sin embargo, uno puede anunciar confiadamente "bajan piedra", y de todas las piedras que hay en el cerro, no hay nadie que se equivoque al escoger cuál es, y te dejan exactamente allí....
En Magdalena de Cao, provincia de Ascope, cerca a Trujillo, la combi da la vuelta al pueblo antes de tomar la ruta, y se puede ir al paradero de las combis a preguntar quién sale para Chocope a las 4, por decir, y pedir que le avisen para que pase por la puerta de tu casa a recogerte....
Es posible que las combis más cultas del Perú sean las que salen de Cachora, en Apurímac, llevando hacia la carretera Abancay-Cusco a los turistas que vuelven de Choquequirao. Cuando me subí, se hablaba quechua, castellano, inglés, francés y alemán en menos de 10 metros cuadrados......debo enorgullecerme de haber conversado fluidamente en quechua e inglés....
¿Quién dice que las combis son malas para el turismo? Recorrer el Valle Sagrado de Los Incas con un tour oficial puede costar más de cien soles. Hacer todo el recorrido en combi cuesta S/. 1.50 de Cusco a Chincheros, S/. 1.50 de Chincheros a Urubamba, S/. 1.00 de Urubamba a Ollantaytambo y S/. 5.00 un "directo" Ollantaytambo-Cusco....¡viva el turismo económico!...
¿Cómo se protegen de los globos en carnavales los pasajeros de las combis de Iquitos, que no tienen vidrios en las ventanas?
En la ruta Mala-Bujama se puede conseguir, por el costo de medio pasaje, que la combi haga servicio courier llevando paquetes para algún amigo que viva en la ruta.
Estoy casi, casi, casi convencido de que Abancay, la capital de Apurímac, no tiene combis en rutas locales....sólo están las que van a otros pueblos.
En La Unión, Huánuco, cuando compras tu boleto para la combi que va a Tantamayo (a 100 km) te dicen "el carro está vacío, vente en media hora a ver si sale", y cuando vas a la media hora es posible que la combi ya se haya ido, pero la empresa, respetuosa del dinero que pagaste, te tiene en cuenta para el siguiente carro, que, a lo mejor, salga pasado mañana, ven a averiguar en media hora....
En Chacas, Ancash, a los conductores de las combis que vienen de otros pueblos y conocen bien el lugar, uno les dice: "bajo en la puerta de Carlos" o "en la esquina de Manuel" y saben dónde es.....
En la zona de Lara, en Arequipa, es posible viajar en dos combis con el mismo boleto. Te bajas de una en el cruce de un camino asfaltado y otro de tierra, y al subir a la otra, que continúa por el camino de tierra, ya no tienes que volver a pagar, porque ambas rutas las hace la misma empresa....
¿alguien más se apunta con anécdotas de combi en el Perú? jaja....
martes, noviembre 20, 2007
conciencia delivery
El asombro de ver cómo de pronto alguien viene y pretende darme una conferencia sobre cómo mis actos influyen en su imagen por el sólo hecho de conocernos la cara (conociendo ambos, además, la del sonso que le fue con el cuento), sobre cómo mi conciencia, además de servirme como elemento de auto análisis y juicio, debería servirme para prever (y evitar) la forma en que se va a arrugar su cara cuando le vayan con el chisme de mi existencia, y sobre cómo yo debería calibrar mis actos y opiniones no de acuerdo a mi libre albedrío, sino de acuerdo a qué va a pensar de mí este súbito e impertinente repartidor de conciencia a domicilio, me dio primero risa, después gastritis acompañada de una sensación de absurdo inexplicable al pensar en alguien que tiene la insolencia de pensar que puede venir y dejar bajo mi almohada la receta correcta, con niveles de autoflagelación incluídos, de aquello por lo cual es correcto arrepentirme cada noche antes de dormir...tuve luego un sentimiento de ofensa de ver cómo alguien pretende tener la vara que sirva de patrón para comparar y juzgar conciencias, después otra vez me dio risa y después ganas de fastidiar, sensación de tener el aguijón en la palabra, ánimo malvado de soltar la cáscara donde el enemigo no la vaya a ver, pero sin lugar a dudas la vaya a pisar...
CONCIENCIA DELIVERY
Un cero a la izquierda.
Otro cero, puesto a la izquierda del anterior.
La raíz cuadrada de un número negativo.
El color del aire.
La cantidad de espacio en metros cuadrados que ocupa la nada.
El comienzo de una esfera.
El final de esa esfera, que necesariamente exige la existencia del comienzo para poder ser final.
Una página en blanco que no está sobre una mesa.
El revés de la sombra.
El inverso multiplicativo de cero.
La letra N de una brújula dejada intencionalmente y con precisión en el polo norte.
Dientes tratando de morder un trozo de nube.
Un perro que quiere correr más rápido que su cola.
El peso de un punto.
El lugar a donde se va un rayo de luz si lo guardo en una caja.
La narración minuciosa de lo que no ocurre.
Una argolla de humo colgada de un palito.
El orgullo de un dedo que descubre que tampoco a él se le puede tapar con el sol.
La conjugación en primera persona del verbo llover.
Mantenerse despierto contando ovejas que saltan hacia atrás sobre un cerco.
El sudor de una estatua.
La inmovilidad de una batalla.
Un discurso reflejado en un espejo.
Plantas creciendo en la superficie arada de un océano.
Tiempo amarrado a la pata de una silla.
Canto de mudo.
Conteo exacto de lo que no cuenta.
Justo eso.
Un cero a la izquierda.
Ni eso.
CONCIENCIA DELIVERY
Un cero a la izquierda.
Otro cero, puesto a la izquierda del anterior.
La raíz cuadrada de un número negativo.
El color del aire.
La cantidad de espacio en metros cuadrados que ocupa la nada.
El comienzo de una esfera.
El final de esa esfera, que necesariamente exige la existencia del comienzo para poder ser final.
Una página en blanco que no está sobre una mesa.
El revés de la sombra.
El inverso multiplicativo de cero.
La letra N de una brújula dejada intencionalmente y con precisión en el polo norte.
Dientes tratando de morder un trozo de nube.
Un perro que quiere correr más rápido que su cola.
El peso de un punto.
El lugar a donde se va un rayo de luz si lo guardo en una caja.
La narración minuciosa de lo que no ocurre.
Una argolla de humo colgada de un palito.
El orgullo de un dedo que descubre que tampoco a él se le puede tapar con el sol.
La conjugación en primera persona del verbo llover.
Mantenerse despierto contando ovejas que saltan hacia atrás sobre un cerco.
El sudor de una estatua.
La inmovilidad de una batalla.
Un discurso reflejado en un espejo.
Plantas creciendo en la superficie arada de un océano.
Tiempo amarrado a la pata de una silla.
Canto de mudo.
Conteo exacto de lo que no cuenta.
Justo eso.
Un cero a la izquierda.
Ni eso.
miércoles, mayo 09, 2007
la voz de un pata
A manera de comentario sobre "Inspiradora Voz de Mujer", un texto malvado de esos que se suelen encontrar en la siempre maloliente Agua de Florero, Franco, un buen amigo que aunque vive en Valencia, España, siempre llevará grabada con fierro caliente en el alma la marca de la especie terrible llamada "capullanos", me deja un llamado a pensar con paz, a subirme yo también al árbol al que recomiendo subir a otros para ver que vivimos en una ciudad demasiado grande, a mirar lejos y darme cuenta de que lo más seguro es que tampoco mis ojos puedan encontrar todo lo que hay en este demonio ancho y ajeno que por obra de una deformación castiza del quechua hemos aprendido a denominar Lima.
Copio mi respuesta, esperando que él en algún momento me permita copiar su comentario:
Aparecer en casa de Franco y con tamales es una tentación que, tan sólo con pensar en ella, trae a la mente recuerdos de peligros antiguos...ese año malvado en el que desde mayo a diciembre nunca faltó motivo para que la conversa (y las chelas, el vino barato de Surco o lo que fuera) duraran reglamentariamente hasta las 4am, o aquella legendaria imagen de borrachos que, entendiendo entre ellos todo lo que decían, a ojos de los menos borrachos sólo emitían sonidos guturales incomprensibles...
En el post habló Mario, el ex estudiante de universidad privada que siempre se peleó con el revoltoso de universidad estatal que lleva hasta ahora en el alma, el habitante de una zona "sí nice, no nice, un poco nice, quiero ser nice" de Santiago de Surco que se pelea con el limeño de arenal que quisiera ser para endurecer su alma, ese personaje de arena que siente crecer un poquito más con cada vez que lleva sus botas a esas pampas de sueños.
En el último comentario al texto ha hablado Franco, el amigo tranquilo, el amigo del punto de vista calmado y tranquilo, nuestro oculto maestro de calma oriental perfecta mientras no buscáramos hacer salir su más oculto y muy dosificado lado de enfado, qué miedo. Yo podría opinar sobre lo que dice Franco, pero prefiero quedarme con la voz general del grupo de amigos. Nunca, ninguno de nosotros en el grupo tuvo dudas para que lo primero que saliera de nuestras bocas al comentar la forma de ser de Franco fuera decir que él es bueno. Y si es la palabra de un amigo bueno, incluso antes de escuchar yo voy a defender el hecho de que él tiene razón.
Copio mi respuesta, esperando que él en algún momento me permita copiar su comentario:
Aparecer en casa de Franco y con tamales es una tentación que, tan sólo con pensar en ella, trae a la mente recuerdos de peligros antiguos...ese año malvado en el que desde mayo a diciembre nunca faltó motivo para que la conversa (y las chelas, el vino barato de Surco o lo que fuera) duraran reglamentariamente hasta las 4am, o aquella legendaria imagen de borrachos que, entendiendo entre ellos todo lo que decían, a ojos de los menos borrachos sólo emitían sonidos guturales incomprensibles...
En el post habló Mario, el ex estudiante de universidad privada que siempre se peleó con el revoltoso de universidad estatal que lleva hasta ahora en el alma, el habitante de una zona "sí nice, no nice, un poco nice, quiero ser nice" de Santiago de Surco que se pelea con el limeño de arenal que quisiera ser para endurecer su alma, ese personaje de arena que siente crecer un poquito más con cada vez que lleva sus botas a esas pampas de sueños.
En el último comentario al texto ha hablado Franco, el amigo tranquilo, el amigo del punto de vista calmado y tranquilo, nuestro oculto maestro de calma oriental perfecta mientras no buscáramos hacer salir su más oculto y muy dosificado lado de enfado, qué miedo. Yo podría opinar sobre lo que dice Franco, pero prefiero quedarme con la voz general del grupo de amigos. Nunca, ninguno de nosotros en el grupo tuvo dudas para que lo primero que saliera de nuestras bocas al comentar la forma de ser de Franco fuera decir que él es bueno. Y si es la palabra de un amigo bueno, incluso antes de escuchar yo voy a defender el hecho de que él tiene razón.
jueves, marzo 29, 2007
encontré en una foto un ojo de ella....
El tiempo, que según Borges es quien decide lo que es memorable y lo que merece el olvido, le niega a mi mente acercarse a la llave de todos los cambios, que según consta en los tratados de alta alquimia, es un color que desde el principio está frente a los ojos de quien se aventura en el camino de transmutar la materia.
Extraño tiempo que me niega el entendimiento de la magia de los colores y a la vez me concede (o me condena con) la memoria exacta de sus tonos, sus brillos, su reflejo en un rostro paralizado por su belleza, la paradoja de su amanecer brillante en plena noche al abrirse una puerta...
Magia, misterio, precioso don, condena, imagen exacta, memoria terca, ojos que ven ese ojo y conocen el rostro desde donde nos observa...
Extraño tiempo que me niega el entendimiento de la magia de los colores y a la vez me concede (o me condena con) la memoria exacta de sus tonos, sus brillos, su reflejo en un rostro paralizado por su belleza, la paradoja de su amanecer brillante en plena noche al abrirse una puerta...
Magia, misterio, precioso don, condena, imagen exacta, memoria terca, ojos que ven ese ojo y conocen el rostro desde donde nos observa...
martes, enero 09, 2007
Intento de suicidio
En uno de mis acostumbrados recorridos bicicletísticos por los alrededores de Miraflores, de esos que suelen envidiar los encorbatados que conozco mientras pasan el día zipeados en sus escritorios, iba cruzando el puente de la bajada Balta y tuve que desprender de los fierros a un amigo. Lo reconocí por la cara de baboso y por lo raro que resultaba que un muchacho vestido de novio estuviera en posición de zambullida a lo Acapulco encima del puente de Miraflores un lunes a las 11 de la mañana. Era Hernán, que tenía en las manos una foto de la psicóloga guapa hecha añicos, con marcas de dientes y sangre...lloraba a gritos y no quería saber nada de nada, sólo me entregó una carta que decía, entre otras cosas:
"...O sea yo lo llevo al Huambrillo para que ella le cure el trauma, para que deje de ver en pesadillas a su mamá poniéndole un chupón de mamadera a su botella de cerveza, y el maldito me pone once metros de cuernos, la puta que lo parió..."
Terrible. La carta estaba escrita con tiza sobre el cartón de un six pack de la cerveza de Abencia Meza. Ante los ojos atentos de cien serenos del distrito, mil treinta y dos bomberos, una cámara de Magaly TV, un vendedor de cigarros, una sanguchera y tres maricas que subían de la playa, le ofrecí recitar en voz alta sus reclamos ante las cámaras de televisión...con la musicalidad de mi lectura y mi fina voz, logré hipnotizarlo y, en un descuido, lo regresé a la vereda de una patada en el culo. Los serenos lo amarraron, un bombero le echó dos jarras de agua, el reportero de Magaly TV dijo "borra, son cojudeces", el vendedor de cigarros le prendió uno para los nervios, la tía de los sánguches le invitó una butifarra que se le había quedado de ayer ("pero las guardo en el freezer joven, fresquita"), y uno de los maricas le dio un beso.
Mojado, aún deprimido, mordiendo de mala gana el pan que estaba más duro que culo de estatua, dejando las marcas de sus dientes en el cigarro y con la mancha del lápiz de labios barato del travesti en la mejilla izquierda y el cuello de la camisa, se fue caminando lento, cabizbajo...
Algunas veces me acuerdo de la media hora de paseo en bicicleta que perdí por este idiota, y pienso si no hubiera sido mejor darle un empujoncito, despedirme con cariño ("buen viaje, so huevón") y seguir pedaleando con la mente en blanco, cerca del mar....
"...O sea yo lo llevo al Huambrillo para que ella le cure el trauma, para que deje de ver en pesadillas a su mamá poniéndole un chupón de mamadera a su botella de cerveza, y el maldito me pone once metros de cuernos, la puta que lo parió..."
Terrible. La carta estaba escrita con tiza sobre el cartón de un six pack de la cerveza de Abencia Meza. Ante los ojos atentos de cien serenos del distrito, mil treinta y dos bomberos, una cámara de Magaly TV, un vendedor de cigarros, una sanguchera y tres maricas que subían de la playa, le ofrecí recitar en voz alta sus reclamos ante las cámaras de televisión...con la musicalidad de mi lectura y mi fina voz, logré hipnotizarlo y, en un descuido, lo regresé a la vereda de una patada en el culo. Los serenos lo amarraron, un bombero le echó dos jarras de agua, el reportero de Magaly TV dijo "borra, son cojudeces", el vendedor de cigarros le prendió uno para los nervios, la tía de los sánguches le invitó una butifarra que se le había quedado de ayer ("pero las guardo en el freezer joven, fresquita"), y uno de los maricas le dio un beso.
Mojado, aún deprimido, mordiendo de mala gana el pan que estaba más duro que culo de estatua, dejando las marcas de sus dientes en el cigarro y con la mancha del lápiz de labios barato del travesti en la mejilla izquierda y el cuello de la camisa, se fue caminando lento, cabizbajo...
Algunas veces me acuerdo de la media hora de paseo en bicicleta que perdí por este idiota, y pienso si no hubiera sido mejor darle un empujoncito, despedirme con cariño ("buen viaje, so huevón") y seguir pedaleando con la mente en blanco, cerca del mar....
sábado, noviembre 18, 2006
cuando se deshilacha un alma, no se arregla con nudos...
Me dio curiosidad ver que ella escogió llamarse "Descosida". Le echo un ojo a sus textos y encuentro una mujer abriendo a patadas el cascarón del huevo que le sirvió de entrada al mundo. Mujer nueva, huevo de dragón, huevo de ave del paraíso, germen de demonio, semilla de ángel...deliciosa curiosidad del niño que tengo amarrado a la única rama fresca en la pampa seca de mi mente, yo te invoco. ¿Qué será?. Mujer. Le echo, decía, un ojo a sus textos. Me viene, clara, la sensación de que no voy a poder leerlos a la misma velocidad a la que los escribe. Detrás de las letras la veo atacando al teclado con neurosis o con furia, o con neurosis y furia, o con neurosis, furia y miedo de la cara que aparezca por detrás de la puerta de la sala donde ella está dejando en un teclado el laberinto de sus huellas digitales que se enredan buscando las letras que cuenten la historia de la parte oscura de un mundo engañoso que la atrajo mostrándole rayos de luz.
Un olor a tripas y a lágrimas me llevó a un verso al comienzo de un texto, que pretendía empujar hacia afuera algo que no quiere salirse del lugar que ocupa dentro de ella. No como se hace con los ojos, sino más bien como se hace con una antena, yo vi al extraño. Con seguridad ella lo siente en la garganta, pero en verdad es algo que tiene hecho pelota en el alma. Debe ser un choque extraño enfrentarse al alma que has tenido siempre, pero con la malévola novedad de que esa profunda sensación de vacío que causan las congestiones del espíritu incluye el jodido, bonus track, componente adicional de que aunque casi puedas agarrar entre tus manos esa cosa extraña que te agrega cien toneladas inútiles en el peso del alma, tu pecho, justo ahora tenías que darte cuenta, no tiene algún hueco que sirva para escupirla...
Un olor a tripas y a lágrimas me llevó a un verso al comienzo de un texto, que pretendía empujar hacia afuera algo que no quiere salirse del lugar que ocupa dentro de ella. No como se hace con los ojos, sino más bien como se hace con una antena, yo vi al extraño. Con seguridad ella lo siente en la garganta, pero en verdad es algo que tiene hecho pelota en el alma. Debe ser un choque extraño enfrentarse al alma que has tenido siempre, pero con la malévola novedad de que esa profunda sensación de vacío que causan las congestiones del espíritu incluye el jodido, bonus track, componente adicional de que aunque casi puedas agarrar entre tus manos esa cosa extraña que te agrega cien toneladas inútiles en el peso del alma, tu pecho, justo ahora tenías que darte cuenta, no tiene algún hueco que sirva para escupirla...